La Vallita mágica segrega el espacio público sólo durante el recreo, el resto del tiempo equipa la plaza e impide su privatización: asientos, pérgolas, tenderetes o tomas de luz completan la vida del vecindario.
EN HORARIO LECTIVO LA VALLA SE DESPLIEGA PARA DELIMITAR EL ESPACIO DE JUEGO CONTROLADO Y SEGURO:
EN HORARIO NO LECTIVO LA VALLA SE CONVIERTE EN MOBILIARIO URBANO para la plaza:
El prototipo responde a una pérgola que sube y baja. Estos son algunos de los mecanismos ya existentes, fiables y sencillos, que no necesitan un gran desembolso económico ni de mantenimiento:
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